Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encontró que el estrés laboral es un problema creciente en todo el mundo, con consecuencias negativas tanto para la salud física como mental. Estos datos subrayan la importancia de desarrollar habilidades efectivas para trabajar bajo presión y gestionar el estrés en el entorno laboral actual.
Para muchos, el trabajo bajo presión es la capacidad de mantener la compostura y la eficacia en situaciones desafiantes, donde debemos trabajar con plazos muy cortos y la demanda de trabajo aumenta. Pero, ¿es realmente sostenible trabajar siempre bajo presión?
Trabajar bajo presión puede proporcionar un impulso temporal de adrenalina que nos hace sentir productivos y enfocados. Sin embargo, mantenerse constantemente bajo este nivel de estrés puede llevar a una serie de problemas físicos y mentales, desde el agotamiento hasta la ansiedad y la falta de concentración. Por lo tanto, es esencial encontrar un equilibrio entre desafiarse a uno mismo y cuidar de la salud y el bienestar.
En primer lugar, la capacidad de mantener la calma en situaciones estresantes es fundamental. Esto implica controlar las emociones y el pensamiento claro incluso cuando las cosas se ponen difíciles. Además, la habilidad para priorizar tareas y tomar decisiones rápidas y acertadas es esencial para mantenerse enfocado y productivo bajo presión. La flexibilidad y la capacidad de adaptarse a cambios inesperados también son importantes, ya que las circunstancias pueden cambiar rápidamente en entornos de alta presión.
Entonces, ¿cómo podemos desarrollar nuestras habilidades para trabajar bajo presión de manera efectiva?
En momentos de alta presión, es crucial identificar las tareas que son realmente importantes y urgentes. Prioriza tu trabajo y elimina cualquier tarea que no contribuya significativamente a tus objetivos. Esto te permitirá enfocarte en lo que realmente importa y maximizar tu eficiencia.
Una buena organización y planificación son fundamentales para manejar el trabajo bajo presión. Dedica tiempo a establecer metas claras y crear un plan detallado para alcanzarlas. Esto te ayudará a mantener el rumbo incluso cuando las cosas se pongan difíciles.
En lugar de largas y tediosas reuniones, opta por reuniones cortas y concisas para discutir el progreso y abordar cualquier problema que surja. Esto te permitirá mantener el impulso y resolver rápidamente cualquier obstáculo que pueda surgir. ¡Te animamos a probar las reuniones sin silla! No más de 20 minutos y sin tomar asiento, ¿Crees que puedes conseguirlo?
Aunque pueda parecer contradictorio, tomar descansos regulares es esencial para mantener tu productividad y bienestar bajo presión. Programa intervalos cortos de descanso para recargar energías y despejar la mente. Esto te ayudará a mantener la concentración y la eficiencia a lo largo del día.
Trabajar en equipo puede ser una gran ayuda en momentos de alta presión. Fomenta una cultura de colaboración y apoyo mutuo en tu equipo, donde todos se sientan cómodos compartiendo ideas y ayudándose unos a otros cuando sea necesario. Esto no solo aliviará la carga de trabajo, sino que también fortalecerá el vínculo entre los miembros del equipo.
Por último, pero no menos importante, es importante tener en cuenta cómo gestionar el trabajo bajo presión de manera efectiva. Mantén la comunicación abierta con tu equipo y tu supervisor, y no temas pedir ayuda cuando la necesites. Delega tareas cuando sea posible y no tengas miedo de decir no si te sientes abrumado. Recuerda que tu salud y bienestar son prioritarios, y tomarte el tiempo para cuidarte a ti mismo te permitirá ser más efectivo en el trabajo a largo plazo.
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